Desde Marrakech, las montañas del Atlas, con su imponente masa y sus crestas nevadas, parecen un decorado irreal. Sin embargo, basta recorrer 20 km. para iniciar excursiones inolvidables y la grandeza de los paisajes, siempre nuevos, del Atlas. Separa las costas del mar Mediterráneo y del océano Atlántico del desierto del Sahara y, de hecho, es uno de los factores que provocan la sequedad de este desierto.
El Atlas es un sistema montañoso que recorre, a lo largo de 2400 km, el noroeste de África, desde Túnez por Argelia y hasta Marruecos. Su pico más alto es el Toubkal, con 4167 m, al sudoeste de Marruecos. Esta magnífica montaña ofrece una gran variedad de aventureros senderos por donde disfrutar de una gran variedad de flora y fauna, donde las comunidades locales viven de la misma manera que sus antepasados, no afectado por el progreso de él mundo exterior.
La excursión hasta el Alto Atlas ofrece uno de los paisajes más espectaculares de todo Marruecos. Palmeras al borde de la carretera, quebradas de piedra caliza que se extienden por kilómetros, colinas llenas de verdor que casi rozan el horizonte, profundos barrancos cortados por ríos de agua dulce. Aquí también se pueden contemplar aves de caza, y en la meseta de Tichka nos podemos relajar en alguno de los muchos hoteles de la zona.
Desde Imlil, una pintoresca aldea de montaña salen las excursiones hacia el Parque Nacional del Toubkal: a la cumbre (4.165 m), punto culminante de toda el África del Norte, o a 3.800 m, donde se extiende la meseta de Tazaghaght, un desierto de piedras tan alto que desde él se dominan las nubes.